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EL ENGAÑO DE EDU
Estaba aburrido en el patio del colegio cuando llegó mi amigo Edu.
Tenía en la mano un montón de cromos de los dinosaurios más espectaculares que
había visto nunca. Tenía 46 en total.
- ¿Francisco, quieres jugar?, me pregunto con una sonrisita algo
extraña.
- ¡Claro que sí!, yo tengo 27 cromos.
Edu se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y me invitó a que
hiciese lo mismo. De pronto, 18 niños del patio se acercaron a vernos cambiar
cromos.
Edu me propuso que sacáramos dos cromos a la vez y que ganara el que
tuviera el dinosaurio más grande.
Era arriesgado pero acepté. Empezamos a jugar y Edu no hacía mas que
sacar dinosaurios gigantes. ¡Me ganó 15 cromos!.
Estaba muy enfadado. Había perdido algunos de mis mejores cromos. Pero
cual fue mi sorpresa cuando Edu, al levantarse del suelo, se le cayeron al
suelo un motón de cromos del bolsillo que tenía escondidos. Los cogí y me quedé
con la boca abierta: ¡eran todos de dinosaurios pequeños!
Edu comenzó a correr mientras que yo y mis amigos le llamábamos
¡tramposoooooooooo!
Autor: Antonio Burgos
Calvo